“La voz humana es el más bello instrumento, pero también el más difícil de tocar”,
Richard Strauss

¿Qué ocurre en nuestro cuerpo cuando vivimos situaciones de estrés? ¿Y cómo afecta un puntual exceso de cortisol, la hormona del estrés, a nuestra voz?
La primera clave fundamental para que tu voz transmita y llegue a tu público es una corporalidad adecuada y coherente al sentimiento que quieres transmitir. Vamos a empezar hablando del cuerpo porque el cuerpo es el trampolín desde el cual salta y se impulsa tu voz.
Cuando he tenido que enfrentarme a una situación nueva, a una situación que no controlaba, la reacción natural y lógica de mi cuerpo ha sido la contracción, y por lo tanto la tensión en las partes más involucradas en la acción que fuera. De hecho el origen etimológico de la palabra “Estrés” es el término latino “Strictus”, participio de “Stringere”, y que significa apretar, estrechar.
Pues bien, la finalidad de este post es precisamente todo lo contrario, soltar y expandir.
Recuerdo por ejemplo la primera vez que tuve que afrontar una conferencia en un auditorio para unas 180 personas y los esfuerzos que tuve que hacer para mantenerme físicamente relajada, para que esa tensión corporal que tenía (natural por otra parte por la inseguridad que me provocaba esa situación nueva) no afectara a la calidad de mi voz o a la sensación que yo quería transmitir a mi audiencia.
Cuando vayas a hacer una exposición pública (y esto incluye desde una entrevista de trabajo con una persona, hasta una conferencia en un auditorio para 500 oyentes) es importantísimo prestar atención a tu cuerpo, a lo que sucede dentro de tu cuerpo. Hay toda una serie de métodos para relajarnos en situaciones de mucho estrés que nos pueden ayudar de una manera general, pero yo me voy a focalizar en conseguir que relajes aquellos músculos que afectan al aparato fonador y que por lo tanto pueden afectar a la calidad de tu voz y a la emisión de aire necesaria para que tu voz suene de manera potente.

1. Empecemos hablando de los hombros.
Es vital tener los hombros relajados porque son la primera pieza de un dominó que irá cayendo si no conseguimos relajarlos. Para ello es conveniente botar con los hombros, como si fueras un muñeco de goma, botando por toda la estancia o en el pequeño espacio donde te encuentres. Las partes de nuestro cuerpo no son departamentos estancos, y la relajación del resto del cuerpo también te ayudará de una manera general, así que aprovecha para hacer unos estiramientos y mueve tus brazos como si estuvieras nadando.

2. El cuello.
Conviene hacer algunos ejercicios de calentamiento y liberación del cuello antes de una exposición oral. Date un masaje por la parte de detrás del cuello, por todos los músculos que soportan el peso de nuestra cabeza. Es ciertamente sorprendente cómo el calentamiento del cuello afecta de manera positiva a la calidad de nuestra voz. Cuando voy a hacer una grabación hago unos ejercicios de calentamiento, unas rotaciones del cuello y una vez liberados los músculos que afectan a esta zona es llamativo cómo la voz suena radicalmente distinta.

3. La mandíbula y la lengua.
La articulación temporo-mandibular une los huesos de la mandíbula con el cráneo, y es una de las más utilizadas en nuestro cuerpo porque la usamos para masticar, para tragar, bostezar, y por supuesto para hablar. En el caso de los mamíferos depredadores, el estrés mandibular está asociado a la supervivencia. La lengua es un conjunto de nueve músculos que reúne a los más fuertes del cuerpo. Te invito a ser consciente a lo largo del día del estado en el que se encuentran tanto tu mandíbula como tu lengua. Cuantas más veces lo hagas al día, mejor. Simplemente chequea en qué estado se encuentran, si están relajadas o tensas, y aprovecha para darte un pequeño masaje en todo el conjunto de músculos que tenemos alrededor de las mandíbulas.

4. Bostezar.
Bostezar es uno de las mejores ejercicios para calentar los músculos que intervienen en la fonación. Te confieso que antes de entrar en un estudio de grabación siempre voy al aseo más cercano y me hago mis cuatro o cinco bostezos amplios y sonoros (en la medida que puedan serlo) para calentar todos los músculos que voy a utilizar al realizar la locución.
Así que resumiendo, ten claras las partes que conviene tener relajadas a la hora de hacer una presentación en tu trabajo, dar una ponencia, acudir a una entrevista personal,… Estos ejercicios te van a ayudar a que la energía fluya por tu cuerpo y no se quede estancada en una zona que seguramente necesitarás tener liberada para poder ser tú mismo y evitar que los nervios o la tensión te jueguen una mala pasada.

Recuerda: hombros, cuello, mandíbula y lengua, todo muy relajadito. Y aunque no afecta de manera física al aparato fonador, sí te recomiendo que revises de vez en cuando el estado de tu frente, en especial del entrecejo. Tener relajada toda la zona de la frente y el entrecejo te va a ayudar muchísimo a ti, y por lo tanto a tu voz.
Otro día hablaremos de la respiración, que merece consideración aparte.

Tu voz es el reflejo de tu interior.

¡Feliz y relajado día!