.

Hace poco tiempo, impartiendo una formación en empresa, se me ocurrió esta sinestesia: escucha con los ojos. Y me parece una idea muy acertada para mejorar tu comunicación.

Me gusta decir que todo lo que implementamos en nuestra comunicación tiene un único objetivo: facilitar a nuestro interlocutor la comprensión de nuestro mensaje. Ese debe ser el leit motiv de todo aquello que implementes. En cuanto a tu voz y a cómo suenas, podríamos focalizarnos en temas de vocalización, pausas, velocidad adecuada, volumen necesario y no superior al necesario por una cuestión también de preservar tu voz, etc. Y no deberíamos en ningún momento perder de vista ese leit motiv que te comentaba: facilita a tu interlocutor la comprensión de tu mensaje.

En la formación que te comento, de repente me vino a la cabeza la cantidad de veces que yo misma me he ido de una conversación a pesar de seguir allí, delante de la persona que seguía hablando. Era mi atención la que se había ido. Por diferentes razones.

Recuerdo cuando era pequeñita que ya en el colegio comencé a practicar mi cara de “Hmm… qué interesante lo que está usted diciendo”. Lo recuerdo como si hubiera ocurrido ayer mismo. Y mientras ponía esa cara, tan estudiada, me iba a mis mundos de fantasía donde ni las ecuaciones trigonométricas ni las raíces cuadradas de segundo grado tenían cabida. Te lo puedo asegurar.

Se habla mucho últimamente de la escucha activa y me parece muy necesaria para mejorar las relaciones tanto profesionales como personales. Y me gustaría ir un pasito más allá.

Cuando te estés comunicando con alguien, mientras estés hablando no dejes de escuchar. Escucha con los ojos. La comunicación no verbal de tu interlocutor te dará multitud de pistas sobre si sigue contigo o no. Sobre si su atención se ha ido a la interminable lista de tareas que tiene pendiente por hacer. Si has desaparecido para esa persona, a pesar de que siga mirándote y siga asintiendo y siga poniendo cara de “Hmmm… qué interesante lo que estás diciendo”.

Nos ocurre a todos. Y no pasa nada. No es grave. Pero sí deberías preocuparte por aportar valor a todo aquel que te escucha, y si esa persona deja de hacerlo probablemente sea porque no es el momento adecuado o porque tampoco es la persona adecuada. La razón quizá sea lo de menos. Lo importante es que seas consciente de transmitir tu mensaje y confirmar que la persona que te escucha está interesada en ello.

Así que mientras hables y te comuniques, escucha con los ojos. Habrá mucha información en el lenguaje no verbal de quien tienes enfrente para confirmarte si su atención sigue contigo o no. Y no es grave. Lo grave es seguir soltando nuestra perorata a pesar de darnos cuenta de ese detalle.

.