Una de las mayores preocupaciones que observo en mis talleres de formación y que suelen preguntarme con más frecuencia es cómo se puede uno quitar las típicas coletillas molestas e innecesarias que utilizamos al hablar.

Distrae mucho estar escuchando a un ponente o formador que tiene por costumbre utilizar una o dos coletillas. En mi caso, lo que me sucede como espectadora es que desconecto casi por completo de lo que me está diciendo y mi cerebro entra en modo “espera, que va a volver a decirlo…”. Por lo tanto desvío mi atención de lo principal para concentrarme en lo accesorio e innecesario.

Cuando me plantean esta cuestión, mi respuesta siempre es la misma: las coletillas son producto del horror vacui. ¿Recordáis los pórticos barrocos, especialmente los de estilo Rococó? Se caracterizaban por un prolífico detalle hasta no dejar ni un solo hueco vacío. El horror vacui es literalmente miedo al vacío.

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LAS COLETILLAS SON PRODUCTO DEL MIEDO AL SILENCIO
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En el caso de las coletillas, muletillas y otras “illas” es miedo al silencio, ¡con lo bonito que es el silencio en un discurso! Las pausas interpretativas dan mucha relevancia a lo que estamos diciendo, y es uno de los mejores recursos para resaltar una idea o un concepto. Y sin duda mejor manera que añadir un ehhhh o un pueeeessss, o similar, que no aporta contenido y sí produce mucha distracción.

No podemos pretender subirnos a un escenario, dar una formación o participar en un programa de radio y no recurrir a las coletillas tan molestas, si en nuestra vida estamos continuamente utilizándolas. Es una cuestión de hábitos.

Por eso siempre apunto que la calle es el mejor escenario para practicar. Cualquier conversación es buena para ser consciente de aquellas cosas que no funcionan en tu comunicación verbal.

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LA CALLE ES EL MEJOR ESCENARIO PARA PRACTICAR
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Pon mucha consciencia en aquellos tics o detalles que quieres desterrar de tu manera de comunicarte. Y una vez que los conoces, utiliza tu día a día para ir puliendo tu forma de hablar.

Cuando empecé a grabar las sesiones de mentoring de voz para mis clientes fui consciente de que en muchas ocasiones dejaba las frases sin terminar, como dando por hecho la evidencia de lo que estaba planteando. Hasta que me escuché la voz grabada en una conversación rutinaria durante una sesión, no fui consciente de lo que hacía y de lo molesto que resultaba este hábito a la hora de comunicar correctamente mi mensaje.

A partir de ese momento fui también más consciente en mi día a día de la cantidad de veces que lo hacía. Y mi primer paso fue practicar en mis conversaciones habituales. Poco a poco he ido corrigiendo ese hábito tan molesto y el hecho de seguir grabando las sesiones de mentoring que imparto y de seguir escuchándome ha sido un detalle determinante para intentar mejorar ese aspecto de mi comunicación.

 

AHORA TE TOCA A TI

– Grábate mientras estás hablando por teléfono o en una conversación distendida que tengas con alguien de confianza.

– Escucha esa conversación grabada y observa qué patrones repites con más frecuencia. Pueden ser palabras o sonidos de relleno, como “puessss…”, “hmmmm”, “¿vale?”, “¿no?”, etc. O puede ser, como me ocurría a mí, que no terminas las frases por la evidencia del contenido. En cualquier caso, anota en un papel tanto las palabras como los patrones que quieres desterrar de tu comunicación verbal.

– A partir de ahora, sé más consciente en tus conversaciones diarias de cuándo utilizas esas palabras e intenta suplirlas con silencios, poniendo intención en tu mirada o con respiraciones que te permitan tiempo para pensar lo que vas a decir.

– Intenta también, cuando veas ponencias en internet o acudas a eventos, ser más consciente de cuándo el ponente utiliza coletillas, y fíjate en lo molesto que resulta como espectador esas palabras vacías de significado y que no aportan más que distracción al contenido.

– Disfruta del silencio en tus discursos y en tus conversaciones diarias, y utiliza ese silencio para revalorizar tus ideas o ciertas palabras clave dentro de tu exposición.

– Y recuerda, ¡¡qué bonitos y poderosos son los silencios en comunicación!!

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