El primer evento de Networking en el que participé tuvo lugar en noviembre de 2013.

Fue un evento organizado por Negocios&Networking en el Centro Impulsa de Villanueva del Pardillo. Y allí me presenté, precisamente como una pardilla, sin saber que iba a pasar tan mal trago. En principio.

Para aquellos que no conozcáis la dinámica de un evento de Networking, os explico el funcionamiento.

En aquel caso nos juntamos 60 profesionales de distintas áreas para darnos a conocer los unos a los otros. Nos habían pedido acudir con 60 tarjetas de visita que teníamos que entregar a la llegada, para recoger a la salida un paquetito de 60 esta vez con una tarjeta de cada uno, incluida la nuestra.

Durante el evento los organizadores del mismo, los hermanos Ruth y Raúl Benzadón, socios fundadores de N&N, explicaron cómo proceder y nos dieron 60 segundos a cada participante para poder exponer nuestro “discurso del ascensor” (el famoso elevator pitch) y dar a conocer a los demás nuestra actividad profesional con la finalidad de que surgieran sinergias durante el evento. Para aquellos menos familiarizados con el discurso del ascensor os dejo enlace a este Producer maravilloso de Raquel Amorós donde cuenta cómo desarrollarlo.

Para definir mi participación cuando tuve que hablar tan solo os diré una cosa: me puse tan nerviosa que de los 60 segundos me sobraron 22. Hablé lo que me dio de sí la primera respiración que tomé. 😉

Escribo esto recordando aquel momento y siento una ternura tremenda por aquella criatura que lo pasó tan mal, yo misma. Una “yo” que ha crecido una barbaridad desde aquel mi primer discurso del ascensor, trascendiendo ese miedo escénico dando ponencias y disfrutando como una niña pequeña cada vez que tengo que hacer una exposición en público. En el ruedo es donde se crece, pasando nervios es como se crece y se aprende. Si no lo pasas un poquito mal es porque estás en esa famosa y tan nombrada zona de confort que no te ayudará a alcanzar otro nivel.

Y la pregunta del millón es: ¿quieres alcanzar otro nivel? Yo tengo claro que sí.

Los eventos de Networking son una oportunidad estupenda y gratuita (aunque también existen algunos de pago):

♦  de conocer a gente maravillosa (luego os contaré el “regalo” que me llevé aquel día),

♦  de conocer lo que se cuece en la sociedad que te rodea,

♦  de descubrir nuevos horizontes (tal cual escribo esto me suena a “lugares comunes” pero en cada evento al que he ido se me han abierto nuevas puertas y he salido con nuevas ideas en la cabeza que luego he puesto en práctica),

♦  y en definitiva de seguir viviendo y creciendo cada día profesional y personalmente.

 

De aquel mi primer Networking me llevé sobre todo una enseñanza y un regalazo:

LA ENSEÑANZA – Al día siguiente del evento me contactaron por separado los dos socios de una productora de audiovisuales porque dos personas (por separado también) que estaban allí les habían hecho llegar mi tarjeta y les habían hablado de mí. De hecho a día de hoy esa productora sigue estando entre mis clientes habituales.

Aprendí que uno no acude a un Networking, o no solo, para “vender” tus servicios sino también para ayudar a los contactos nuevos que harás. Y no ayudarás solamente si tú puedes hacer uso de esos servicios profesionales, sino que pasarás ese contacto a quien le pueda interesar en tu entorno. Es decir, todos ponemos sobre la mesa nuestros contactos al servicio de todos. Esa es la esencia del Networking.

 

EL REGALAZO – La amistad de Yago Uribe. Conocí a Yago en ese primer evento al que fui. Su discurso del ascensor me pareció tan auténtico, tan generoso y tan de corazón que cuando todos terminamos nuestra exposición me fui a buscarle para hablar con él. Y curiosamente él también quería hablar conmigo. Y desde entonces no hemos dejado de hablar. 😉

 

Si ponéis en Google “eventos networking CIUDAD DONDE VIVES” tendréis una primera aproximación al apasionante mundo de este tipo de eventos si queréis conocer gente nueva y seguir creciendo profesionalmente para alcanzar ese otro nivel del que hablábamos con anterioridad.

Como dice un amigo mío, en el sofá de mi casa han pasado cosas muy interesantes pero no me han salido ni clientes ni trabajo. Así que, ¡¡en marcha!!

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